Las aulas de las escuelas y colegios del Ecuador se van llenando poco a poco después de un periodo que, de un fuerte sacudón, nos recordó la importancia de la educación en nuestra sociedad y la inequidad de acceso a ella en la ruralidad del Ecuador. Tanto la pandemia por el COVID-19 y como la emergencia climática son fenómenos sin precedentes para la sociedad moderna. Estos contextos requieren de acciones urgentes que reflejen nuestro potencial humano innovador y resiliente.
Es indiscutible el potencial de las personas para construir un futuro justo y sostenible, y una educación de calidad e inclusiva es la oportunidad para que cada estudiante brille con luz propia, y juntos generen acciones colectivas que muevan el engranaje de una verdadera sociedad de bienestar para todos, humanos y no humanos.
La transición hacia formas de vida regenerativas requiere de un cambio radical de mentalidad y comportamiento de todos y todas. Es clave pasar del hiperconsumo en el que vivimos, a nuevas formas, más responsables de relacionarnos con los ecosistemas de los que indudablemente somos parte. Necesitamos una sociedad empática, creativa, soñadora, que cuente con conocimientos sobre el medioambiente, el clima y la sociedad, que entienda lo que está en juego y que esté motivada a imaginar y construir nuevos futuros que pongan el cuidado de la vida al frente. Para que todo esto sea posible hay que invertir en una educación humana, fresca, innovadora, que fomente la responsabilidad social y ambiental tanto en las zonas rurales cómo en las grandes ciudades, principalmente en territorios mega biodiversos como el Ecuador.
En Fundación Futuro entendemos que las nuevas generaciones son la clave para cuidar y sostener la vida en el Chocó Andino de Pichincha. Sin embargo, sabemos que es difícil innovar si no se satisfacen las necesidades básicas en su formación. La brecha de acceso a oportunidades educativas, infraestructura adecuada, y conectividad en las zonas rurales es una reto presente en el Ecuador.
La Escuela, principalmente en la ruralidad, no solamente cumple un papel como espacio de formación, sino que además es un espacio para el quehacer comunitario con un enorme potencial transformador. La escuela es donde se construye la sociedad más justa que queremos. Además, aquí es donde empieza el camino para muchas personas hacia la cultura de sostenibilidad que soñamos.
Por esta razón nos aliamos a varias instituciones profundamente comprometidas con la transformación de la educación en el Ecuador, para trabajar en el mejoramiento integral de la educación en las comunidades vecinas a nuestras reservas Mashpi y Tayra. Impulsamos el desarrollo de una educación inclusiva, equitativa y de calidad, basada en el respeto de la vida en todas sus formas y que además dote a las personas de herramientas que les permita vivir con dignidad, construir sus propias vidas y contribuir positivamente a su sociedad.
Junto a Enseña Ecuador, una organización ecuatoriana que promueve una educación de excelencia, implementamos un programa para mejorar la calidad de educación en las escuelas de San José de Mashpi y Guayabillas. Los estudiantes recibieron apoyo en las materias de mayor problema y además trabajaron en el fortalecimiento de vínculos comunitarios que apoyaron al compromiso colectivo de la comunidad con la educación de sus niñas y niños. Llegada la pandemia, este programa dio un giro importante.
A partir de esta primera experiencia, en el 2021 en las comunidades de Pacto Loma y La Delicia adaptamos el programa a una modalidad de formación y acompañamiento a los profesores locales para mejorar el rendimiento académico, agencia y pensamiento crítico de los estudiantes a través de diversas técnicas y herramientas de aprendizaje. Con este programa garantizamos la sostenibilidad y escalabilidad a futuro de la colaboración con Enseña Ecuador, porque entendemos que transformar el sistema educativo es un proceso orgánico y permanente que depende del compromiso de toda la comunidad educativa.
En San José de Mashpi y Guayabillas, Unidos por la Educación, una alianza de instituciones, entidades y personas que potencia el desarrollo social, ambiental, económico, cultural, sanitario y productivo a través de la educación, continuó con el proceso de innovación y mejora en las escuelas fiscales. Actualmente hemos comenzado con el proyecto de bachillerato técnico en la comunidad de Pachijal.
Otro reto educativo que caracteriza a las zonas rurales del Ecuador es el alto índice de deserción escolar, principalmente en la transición a la secundaria. La realidad en El Chocó Andino de Pichincha no es distinta, por este motivo decidimos impulsar un programa de becas para personas adultas que deseen culminar sus estudios. Fundación Futuro generó un convenio con la Fundación Educativa Mons. Cándido Rada (FUNDER), con su Institución Educativa Popular Particular a Distancia Solidaridad, quienes ofrecen un programa de educación acelerada para personas adultas para que culminen la educación básica superior en un año y el bachillerato en 15 meses. Este programa tiene un impacto social enorme ya que jóvenes y adultos pueden culminar sus estudios de manera virtual.
Sabemos que los retos para la educación son grandes y estamos comprometidos con la educación como eje transversal a nuestra misión. Queremos que estas semillas germinen en todas las comunidades educativas de la zona.